El autobús

La primera vez que la vió, pensó que era la chica mas guapa que había visto nunca.
Estaba sentada leyendo un libro y, cada vez que el autobús se detenía, levantaba la vista, miraba brevemente por la ventanilla y seguía leyendo.
El no pudo dejar de mirarla durante el tiempo que duró su viaje.

Al día siguiente volvió a verla.
Estaba en otro asiento, pero seguía leyendo y mirando por la ventanilla.
En una de las ocasiones en que lo hizo, le vió a él, que la miraba.
El notó como el rubor le invadía.
Ella se dio cuenta y le sonrió y aunque afuera llovía, dentro del autobús salió el sol.

El tercer día él estaba a la espera de que ella le mirara para ser el primero en sonreir.
Y logró no ruborizarse cuando ella le devolvió la sonrisa.

Al día siguiente, mientras esperaba que llegara el autobús, iba pensando en que se pondría a su lado y cuando ella le mirara le preguntaría su nombre y, si se atrevía, le diría lo guapa era.
Cuando llegó el bus subió el primero, avasallando a todo el mundo, a fin de lograr su objetivo.
Lo que vió fue como un bofetón.
Ella estaba sentada junto a un chico, charlando con él, riendo con él, sonriéndole a él.

Buscó un lugar junto a una ventana, en la plataforma central, donde poder mirar al exterior, donde no verles, ni ser visto, donde pasar desapercibido por todos.

Y por vez primera en su corta vida, deseó que su madre no le preguntara porqué lloraba.
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