El beso

-¿Que te parece si intentamos batir nuestro record?- le preguntó antes de unir sus labios.
Ella no tuvo tiempo de responder, pues ya la boca de su amado cubría la suya.
Y como siempre que la besaba, se maravilló de que ni el paso de los años ni los problemas, hubiesen mermado el amor que sentían.
Lo suyo había sido un flechazo de los de verdad.
Del día que se conocieron solo recordaba el vuelco que le había dado el corazón.
Lo mejor de todo es que había sido mutuo y tras una temporada de escarceos, que aprovecharon para irse conociendo, decidieron unir sus vidas.
Apenas recordaba peleas.
Alguna vez habían tenido diferencias de opinión, pero siempre lograban llegar a una solución de compromiso que no hiciera mella en su mutuo afecto.
Como cuando intentaron tener un hijo.
Tras innumerables pruebas los médicos les habían dicho que no lograban entender cual era el problema, pues ambos eran fértiles. Pero, por algún extraño motivo no lograban procrear.
Barajaron muchas opciones, hasta que un buen día él la llevó a cenar y le preguntó si sentía la necesidad de tener un hijo.
Ella le respondió que si, pero solamente si él era el padre.
-Has interpretado mis sentimientos a la perfección.- había dicho él- pues no deseo que nadie más que tu sea la madre de mis posibles hijos.-
Así que habían decidido dejar que la naturaleza siguiera su curso y si alguna vez su amor daba frutos serían bienvenidos, de lo contrario seguirían amándose ellos dos.
Y habían pasado los años sin que los diera, pero su amor seguía tan firme como el primer día.
Todavía se le aceleraba el corazón cuando se le acercaba y él seguía colmándola de atenciones, flores, sorpresas…
Este año él le había regalado un viaje.
No, no un viaje cualquiera, era EL VIAJE, así en mayúsculas.
Una gira por todos los sitios que ella siempre había deseado visitar, pero que las obligaciones de ambos habían ido posponiendo.
Recordó como él le había susurrado al oido: -¿Confías en mi?- Y ella le había mirado y chispeándole la travesura en los ojos le habia dicho: -Ni loca-
-Pues haz las maletas que nos vamos- había replicado él.
Y allá que habían ido. Ella no sabía hacia donde y solo en el aeropuerto había descubierto su destino. París.
En realidad su primer destino, pues de allí habían ido a Italia y a Turquía, Egipto, Petra y a tantos sitios maravillosos que casi había perdido la cuenta.

Una azafata se acercó a ellos, interrumpiendo su beso.
-Por favor, -les dijo- deberían hacer caso de las instrucciones de seguridad para aterrizajes de emergencia.-
-Señorita, con todos mis respetos, -replicó él- váyase a tomar viento. Cuando este aparato llegue al suelo no quiero enterarme. Quiero estar abrazado a mi mujer. Besándola. Por si es nuestro último beso.-
*-*-*-*-*

3 comentarios:

  1. ¿Donde se pide un amor de esos?
    Ayer la cal y hoy la arena...
    Un sueño deseado y la triste realidad con la que te despiertas cada día...
    Pero tiene que ser bonito aterrizar así...
    Nunca se sabe.. cual va a ser el último.
    Por tanto yo también voto por que cada instante sea ... como si fuese el que habría de poner punto y final a nuestra historia.
    Un beso Eulalia.
    Y mañana otro!!

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  2. ¡Jo! Eulalia estaba tan enganchada que no esperaba ese final, sobre todo porque me parecian tan razonables, de buen talante y en acuerdo como pareja al aceptar la jugada de la naturaleza sin quebrar su amor (con lo dificil que resulta encontrar una pareja que esté de acuerdo en aceptar esedestino y más hoy día que hay distintas opciones)que arriesgar en las medidas de seguridad por un beso... además, el aterrizaje lleva su tiempo jajaja y la descortesía al contestar a la azafata me ha dejado pasmá jajaja.
    Un abrazo.

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  3. ^^ que linda historia
    a veces las mujeres no entiende lo que un hombre es capaz de hacer por un beso, pero un BESO con mayuscula, con intensa pasion y olor a amor.
    me gustsaria un amor asi
    me dio pena T_T otra vez otro 14 de febrero en soledad (sonido d violines)

    aiooz
    saludos

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